No se lo puso muy difícil el Blackpool a los de Wenger. Más bien le facilitó las cosas el equipo de Ian Holloway, equipo al que no le favorecieron las decisiones arbitrales, ya que el central del Arsenal, Koscielny, cometió un par de penaltis que no fueron vistos por el colegiado Lee Mason. Pero a pesar de esas jugadas polémicas, el equipo londinense fue muy superior, adelantándose en el minuto 18 de partido gracias a una gran combinación entre Van Persie y Diaby, autor del primer tanto del partido.
No tardaron mucho en hacer el segundo y demonstrar que todavía no van a dar la razón a la apuestas por el fútbol inglés, las cuales dan como favorito al Manchester United de cara al título liguero.
Esta vez fueron Eboue y Whilsere los que se asociaron para batir al meta del Blackpool, el internacional ghanés Richard Kingson, quien poco pudo hacer ante el gran disparo de Emmanuel Eboue.
Aguantó el Blackpool con ese resultado hasta el descanso, algo sorprende debido a las facilidades que le estaba dando a su rival. En la segunda parte, cuando todas las predicciones de apuestas deportivas anunciaban la goleada, llegó el gol del Blackpool y el miedo en el banquillo Gunner. Taylor-Fletcher aprovechó un balón dentro del área para batir al veteranísimo Jens Lehmann y acortar distancias.
Pero era solo un espejismo, ya que poco antes del final, Van Persie sentenció el partido tras un pase de Theo Walcott, manteniendo al Arsenal vivo en la lucha por el título a pesar de la dificultad de la hazaña. Me gustaría destacar el gran partido de Cesc Fábregas, quien una vez más fue el timón del equipo, además de la vuelta a la portería Gunner de Jens Lhemann, quien salió de titular debido a una lesión de Manuel Almunia en el calentamiento. El Arsenal tiene un serio problema bajo palos que debería solucionar este mismo verano si quiere ser más competitivo de cara a próximas temporadas.
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